COOPERSTOWN, Nueva York, EE.UU. (AP) — “¡Papi! ¡Papi!”
Con los cánticos resonando en la Galería de la Placa al entrar, David Ortiz se sintió como en casa dentro del Salón de la Fama.
Los sueños de su juventud creciendo en República Dominicana cerraron un ciclo el lunes al final de la gira para preparar su inducción este verano.
Y Big Papi estaba claramente emocionado.
“La fiesta apenas empieza”, señaló Ortiz.
Escuchar a un grupo de jugadores de béisbol de preparatoria gritando su apodo también ayudó.
Una gran sonrisa se dibujó en su rostro mientras se sentaba un poco asombrado por su entorno, con tallas de madera de Babe Ruth y Ted Williams a su derecha.
«Ha sido un largo camino, sabes lo que digo. Estar en esta sala, es mi primera vez. Se me pone la piel de gallina porque, como niño, es como estos tipos en esta sala, los miras y te quedas como ¡guau! Es algo imposible (de imaginar) teniendo en cuenta de donde vengo”, dijo.
“Los mejores jugadores de la historia del deporte. Es un gran cumplido. Todavía no me lo puedo creer. Todavía no puedo creerlo”, comentó. “Sé que en el campo hago lo que sea necesario para ganar campeonatos y representar a Boston. Ha funcionado”.
El veterano bateador de los Medias Rojas fue elegido al Salón de la Fama en su primer intento en enero por la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos. Ortiz, que fue seleccionado 10 veces al Juego de Estrellas de las Grandes Ligas durante 20 temporadas, la mayoría con Boston, fue elegido en el 77,9% de las papeletas, justo por encima del umbral del 75% necesario para su inducción. Es el 58vo jugador elegido en su primer año en la votación.
Ortiz, de 46 años, es el cuarto miembro del Salón de la Fama nacido en República Dominicana. Se une a Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero. Ortiz será consagrado el 24 de julio junto con los veteranos seleccionados por el comité Buck O’Neil, Minnie Miñoso, Gil Hodges, Tony Oliva, Jim Kaat y Bud Fowler.
Ortiz dijo que empezó a pensar en el Salón de la Fama cuando alcanzó los 400 jonrones en julio de 2012.
“Una vez que llegué a mis 400, alguien tuvo una conversación conmigo sobre eso y yo estaba como, ‘Hmm. Déjenme tratar de cuidarme mejor, a ver si puedo llegar allí’”, comentó. “Fue entonces cuando empecé a prestar atención”.
Ortiz, que tuvo un promedio de bateo de .286 y conectó 541 jonrones con 1.768 carreras impulsadas jugando para Boston y Minnesota, hizo el 88% de sus apariciones en el plato como bateador designado. Es la mayor cantidad de cualquier beisbolista en el Salón de la Fama, superando a Edgar Martínez, de Seattle, que fue bateador designado en el 71,7% de sus apariciones en el plato.
Ortiz fue uno de los mejores bateadores del juego, y ayudó a los Medias Rojas a ganar tres Series Mundiales en sus 14 temporadas con ellos. Además, su enorme sonrisa le hizo ganarse el cariño de los aficionados de todo el mundo, convirtiéndolo en uno de los jugadores más populares del deporte.
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