Leonardo DiCaprio: una experiencia increíble

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Leonardo DiCaprio: una experiencia increíble

LOS ÁNGELES.- La nueva película de Leonardo DiCaprio ha hecho reflexionar al público sobre la situación actual de la crisis climática y la forma en que los políticos y empresarios en el mundo anteponen sus propios intereses antes de buscar una solución al tema.  

Ésa es la premisa de No miren arriba, cinta dirigida por Adam McKay, en la que además de DiCaprio, participan Jennifer Lawrence, Meryl  Streep, Cate Blanchett, Arianna Grande, Chris Evans y Timothée Chalamet.

Hace mucho tiempo que venía buscando una producción de cine que tuviera que ver con la crisis climática, pero la perspectiva de narración es casi imposible de hacer porque tendría que ser contada con la vida de una persona o cierta catástrofe”, comenta el actor quien ha dicho reiteradamente que su interés por el medio ambiente es más importante que su trabajo como actor.

Podría hablar durante horas de este tema, en especial después de haber estado en la cumbre climática en Glasgow, donde pude ver todos los comités que lamentablemente pueden llegar a cambiar por un loco gobierno que decida venir y quitar todo el apoyo ganado. Por eso me deja tantas dudas todavía”.

Desde 1998, con una fundación sin fines de lucro que lleva su nombre, se dedica a promover la importancia de la ecología en nuestro planeta, enfocado en el calentamiento global, preservar la diversidad biológica y el uso de energía renovable.

A nivel personal, también actúa de la misma forma que habla, conduciendo vehículos híbridos o totalmente eléctricos, además de tener una casa que solo utiliza energía solar.

El cambio climático es real, está sucediendo ahora”, dice al recordar la frase que soltó al ganar el Oscar por El Renacido. 

Espero que este estilo de cine (la sátira en No miren arriba) pueda cambiar la narrativa. Logramos descifrar el código de las locuras que genera la raza humana, al responder a una crisis, en un formato de dos horas.

Con todos los actores tuvimos la oportunidad de generar al menos una conversación sobre el tema, esperando que se empuje al menos al sector privado que pueda imponer cambios más masivos. Tenemos un tiempo limitado en la escala masiva de lo que se necesita hacer rápidamente. Y si no hacemos nada, ya todos sabemos lo que puede pasar.

 Recuerdo la primera noche que hablé con el director Adam McKay. Hace tiempo que admiro su trabajo y esta propuesta llegó en el momento perfecto. Como si me la hubieran mandado del cielo. Tuve algunas propuestas donde Nueva York se congelaba y la gente se enfrentaba a un apocalipsis. Pero lo bueno de Adam es la genialidad de crear una historia que pueda generar un impacto.

En No miren arriba la idea es bastante ‘sexy’ con sólo plantear que dos científicos puedan explicarle al público que se viene el final del mundo, sin tener experiencia con los medios. Como sátira, la idea de Adam era poner estos dos personajes en un ambiente extremadamente estresante que a mí me recordaron  las frustraciones que suelo tener.

Se muestra la forma en que los medios también manejan estos temas. Me enamoré de la inocencia de mi rol del Dr. Randall Mandy y el contraste del personaje de Jennifer (Lawrence) que quiere gritarle al mundo lo que pasa, con Meryl Streep como la presidente progresiva a la  que solo le importan los votos.

La belleza del guion es lo que también muestra al final. Es lo que tanto me gustó de la comedia, por el gusto completamente diferente donde me pareció una genialidad que, al enfrentarte con el final del mundo, lo único que quieras es juntarte con un grupo de gente, con tus mismos intereses, para compartir una cena justo en el preciso momento del apocalipsis.

Pude ser testigo de la creación de cada personaje que fueron explotando delante de mí. Parecíamos jóvenes adolescentes que entrabamos a un estudio de cine por primera vez, con mi personaje que incluso no es para nada social. Fue una experiencia increíble”, reflexionó.

Con Meryl Streep yo había trabajado cuando apenas tenía 18 años. Esta vez pude ver su maestría como actriz.  Como actor, es el mejor regalo que alguien puede pedir. Y ponerla en la misma sala con Jonah Hill que conozco tan bien como uno de los mejores actores para improvisar... fue admirable. La actuación de los dos fue pura perfección y una gran motivación para Jen (Lawrence) y para mí, para el resto del rodaje. 

Para interpretar su personaje contó con la asesoría de la astrónoma Amy Mainzer, “fue la mejor ayuda que pude tener”, finalizó. 

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