Santiago.- Larga, flaca y rara: así la definía parte del público que estaba allí por gusto y curiosidad. Era Rita Indiana quien por primera vez llegó a Santiago aventurada en la tierra del merengue típico y las ranchetas. Allí estaba “La montra” con sus misterios.
En el reducido espacio del excluyente bar Francifol, donde la gente se apretujó bien para disfrutar de éxitos de la red como “El blu del pin pon” y “La hora de volvé”, Rita Indiana y Los misterios ofrecieron un show sin desperdicios.
Los ya fanáticos quedaron prendados de su carisma y los curiosos quedaron enganchados por esta revelación musical basada en fusiones de ritmos tan dominicanos como ella.
Esa noche, la gente bailó a ritmo de mambo, palos, gagá con la guira, la tambora, la conga, la guitarra, los efectos especiales y los bailarines Benny y Vicente, quienes definitivamente son un show.
Al final Rita Indiana dedicó su última canción a las personas que por ser diferentes, “raras” o negras se les prohibió la entrada al lugar: “Que viva la diversidad” dijo la artista visiblemente afectada porque afuera se quedó la mayor cantidad de gente, dada la censura de un agente de “seguridad” en la entrada.
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